Miles de personas respondieron este este viernes en Irán al llamamiento de las autoridades y salieron a la calle para defender el uso del velo y denunciar a los “mercenarios”, tras una semana de protestas desatadas por la muerte de una joven que dejaron al menos 17 muertos.
Mientras en el extranjero las ONGs denuncian una represión “brutal” de las manifestaciones, las autoridades seguían bloqueando el viernes el acceso a WhatsApp e Instagram.
Mahsa Amini, de 22 años, fue detenida el 13 de septiembre en Teherán por vestir de manera “inapropiada” por parte de la policía moral, encargada de hacer cumplir el estricto código de vestimenta de Irán.
Tres días después murió en el hospital y su fallecimiento provocó protestas nocturnas en las principales ciudades de Irán, incluida la capital, Teherán.
Un medio estatal informó el jueves de la muerte de 17 personas en las manifestaciones pero según la oenegé Centro para los Derechos Humanos en Irán (CHRI), con sede en Nueva York, las cifras son más altas, de hasta 36 muertos.
El gobierno respondió con munición real, pistolas de perdigones y gases lacrimógenos, según videos compartidos en las redes sociales”, dijo CHRI en un comunicado.
La organización kurda de derechos humanos Hengaw indicó por su parte que las fuerzas de seguridad dispararon durante la noche del jueves al viernes con “armas semipesadas” contra los manifestantes en la ciudad de Oshnavieh (noroeste).
En varias ciudades, los manifestantes se enfrentaron con las fuerzas de seguridad, quemaron vehículos policiales y corearon consignas antigubernamentales, según medios y activistas.
La policía arrestó a un número desconocido de personas, informaron medios iraníes. Entre ellos se encuentran el activista Majid Tavakoli y el periodista Nilufar Hamedi, según sus allegados.
Las imágenes más virales en las redes sociales son aquellas en las que aparecen mujeres iraníes prendiendo fuego a sus velos.
En Irán, las mujeres deben cubrirse el cabello y no se les permite usar abrigos cortos o ajustados o jeans con agujeros.
Desde Nueva York, donde asistió a la Asamblea General de la ONU, el presidente Ebrahim Raisi pidió “diferenciar entre manifestantes y vandalismo” y prometió una investigación sobre la muerte de la joven.
Las autoridades, que califican a los manifestantes de “contrarrevolucionarios”, “alborotadores” o “conspiradores, decidieron organizar sus propias manifestaciones después de las oraciones del viernes.
Convocadas por una entidad que organiza actos oficiales, miles de personas marcharon en varias ciudades de Irán, en particular en Teherán pero también en Qom (norte) o Isfahán (centro).
– “Mercenarios” –
En la capital, cientos de personas, incluidas mujeres con chador, se manifestaron con banderas de Irán y con pancartas de apoyo y agradecimiento a la policía, según la televisión estatal.
“Muerte a los conspiradores”, “Abogar por el final del velo es la política estadounidense”, eran algunas de las consignas.
La Guardia Revolucionaria, el ejército ideológico de la República Islámica, alabó por su parte los “esfuerzos y sacrificios de la policía” y dijo que la reciente “conspiración del enemigo” está “condenada al fracaso”.
Las autoridades anunciaron el jueves de la muerte de cinco miembros de las fuerzas de seguridad.
El jefe del poder judicial, Gholam Hossein Mohseni-Ejei, advirtió el jueves que “quienes hayan dañado bienes públicos y gubernamentales, desobedecido a la policía o estado vinculados a servicios de espionaje extranjeros” deben ser tratados “sin indulgencia alguna”.
Tras el inicio de las protestas el 16 de septiembre por la noche, el gobierno limitó el acceso a Internet y desde el miércoles bloqueó Instagram y WhatsApp, una medida contra “las acciones a través de estas redes sociales de contrarrevolucionarios contra la seguridad nacional”, según la agencia Fars.