El señor Boris bien sabe que a la gente como él, que vive en la calle, los incrédulos del covid-19 suelen tomarla como referencia. El señor Boris, sin embargo, sí cree en el virus, sólo que tiene todas la probabilidades en su contra.
“Soy alcohólico, pero estoy muy consciente de que la enfermedad existe; hay veces que sí me asusta, pero pues tampoco tengo a dónde ir”, te dice el señor Boris detrás de un cubrebocas mal puesto, uno que se ve muy sucio, pese a que es color negro.
El señor Boris está sentado, calva al sol, sobre la banqueta donde duerme desde hace cuatro o cinco años, ya no recuerda con exactitud, pero sí recuerda que fue cuando arreció la gentrificación de la colonia Roma y el edificio donde lo dejaban dormir fue demolido. Ese edificio se levantaba a unos cuantos metros de donde hoy vive el señor Boris.