El Baby’O, que ayer se consumió por un incendio presuntamente provocado por la delincuencia organizada, vio pasar a grandes políticos y sus familiares, artistas nacionales y extranjeros, e incluso a narcotraficantes desde 1976.
Entre los clientes frecuentes del Baby’O se encontraban los hijos de los expresidentes de México, José López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, quienes llegaban al lugar con metralletas Uzi, Según contó Carlos García, gerente de la disco acapulqueña, a la revista Quién.
“Esos hijos de políticos entraban con Uzi quitando cadenas. Me balearon tres veces la entrada. Alcohol, prepotencia, poder: todo se conjugaba”, reveló.
A la disco también solía ir Francisco Durazo Garza, hijo del “temible” jefe de la Dirección General de Policía y Tránsito, Arturo Durazo.
Así como Mario Moya Palencia, quien empezó a ser cliente del Baby’ O tras ser secretario de Gobernación, aunque sus visitas se hicieron más frecuentes cuando asumió el cargo del Fonatur. Su hijo Mario Moya Ibáñez heredó el gusto por ir a la famosa disco.
Como es sabido, Luis Miguel también era uno de los clientes frecuentes del lugar, quien, al igual que Cristian Castro, Paulina Rubio y Marco Antonio Solis, llegó a echarse sus “palomazos” en la cabina del DJ.
Carlos Slim Domit, hijo del hombre más rico de México -Carlos Slim-, igual llegaba al Baby’O e incluso manejaba las consolas del DJ.
De acuerdo con Eduardo Césarman, fundador del Baby’O, “Jorge Emilio González, El Niño Verde; Alfredo del Mazo Maza y “todos los políticos jóvenes de cualquier partido” eran cuate en el Baby’O; se sentaban y brindan juntos.
Y lo mismo los empresarios: Ricardo Salinas Pliego (o sus hijos Ninfa, Benjamín y Hugo) podían convivir con Emilio Azcárraga Jean.
Dichos “poderosos” no eran los únicos en visitar el Baby’O; en una ocasión, “La Barbie”, Edgar Valdez Villarreal, cerró para él sus amigos la disco ubicada en la costera Miguel Alemán.
Con información de Radio Formula