El Museo del Mamut que se inaugurará en octubre en Santa Lucía, Estado de México, exhibirá un ejemplar completo de estos mamíferos de gran tamaño que cohabitaron con los humanos hace más de 20 millones de años, señala Joaquín Arroyo-Cabrales, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien este jueves impartirá la conferencia “Los mamuts y los humanos: hipótesis y debates actuales sobre su interacción”.
La charla que forma parte del ciclo La arqueología hoy, coordinado por Leonardo López Luján, miembro de El Colegio Nacional y Premio Crónica, también mostrará algunos de los 300 sitios con restos óseos de mamuts que existen en el país, entre éstos, los más de 30 mil fragmentos de huesos, hasta ahora, localizados en Santa Lucía como parte de las excavaciones del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
“Lo que es Cuenca de México, que incluye Ciudad de México y Estado de México, hay una cantidad considerable de restos de mamuts, sobre todo, por las construcciones humanas, en especial, al oriente, en el corredor entre Coatepec y Los Reyes, La Paz, que corresponde a la orilla del lago donde hay más de 70 sitios”, indica el investigador.
En México existen más de 300 sitios con restos de mamuts, añade Arroyo-Cabrales. “El humano realiza construcciones cerca de lo que fueron manantiales, ahí también es posible encontrar restos ya que pudo haber animales que fueran a beber agua y quedarán ahí, enterrados o atorados”, destaca.
¿En qué años convivieron mamuts y humanos?
En México, las fechas más antiguas –con fechamiento por radiocarbono– que tenemos son 20 a 25 mil años. En la Cuenca de México no tenemos demasiados fechamientos, pero ahora con los hallazgos en Santa Lucía esperamos tener más.
“En Santa Lucía se desarrolló un proyecto de investigación interdisciplinario donde participamos investigadores de diferentes instituciones académicas del país, como INMEGEN, UNAM, INAH y ENAH. Se tiene todo un programa de muestreo de los depósitos y eso es importante porque para el estudio de mamuts se requiere que estudiemos el depósito, es decir, el contexto donde aparecieron los restos para poder entender mejor que sucedió con las poblaciones de mamuts”, responde.
Actualmente, Arroyo-Cabrales corrobora que el material de Santa Lucía correspondiente a estos mamíferos de gran tamaño.
“En Santa Lucía no sólo hay mamuts, hay camellos, caballos, bisontes, algunos carnívoros y algunos perezosos. Entonces, primero necesitamos ser precisos de cuáles son restos de mamut, estudiarlos desde el punto de vista de su biología y también hacer análisis geoquímicos”, destaca.
Por ejemplo, se realizarán análisis de isótopos estables de los molares para que los expertos sepan cuál fue la alimentación que tuvieran en vida los mamuts, si eran toda una población o eran poblaciones distintas y cómo se relacionaron con otras poblaciones en el país.
“Afortunadamente nos aprobaron en Conacyt un proyecto que estudiará poblaciones a nivel molecular de mamuts de todo el país y nos permitirá saber cómo se podían haber movido estos animales”, indica el investigador.
Arroyo-Cabrales expresa que la pandemia ha detenido el avance de los resultados de análisis de los mamuts de Santa Lucía, ya que los laboratorios se mantienen cerrados.
“Todavía estamos en investigación de estos restos pero ha habido en el país hallazgos muy importantes, por ejemplo, no muy lejano de Santa Lucía está el depósito en San Miguel Tocuila, muy cerca de Texcoco, donde se hallaron varios individuos, al menos unos nueve que debieron morir, quizá, por cuestiones del impacto de volcanes, no por una erupción pero sí su impacto. La evidencia está ahí mismo y sí hubo presencia humana porque los huesos muestran marcas humanas”, indica.
La conferencia “Los mamuts y los humanos: hipótesis y debates actuales sobre su interacción” será este jueves 26 de agosto a las 18:00 horas a través de las redes sociales de El Colegio Nacional.
USO HUMANO. Joaquín Arroyo-Cabrales plantea que los cazadores-recolectores utilizaban el músculo de los mamuts como alimento y aunque en México no hay evidencias, como sí las hay en Arizona, de cuevas muy secas donde hay presencia de fragmentos de pieles de mamuts que evidentemente los humanos pudieron utilizar. Los humanos del continente americano utilizaron los huesos de los mamuts como algún tipo de herramienta y en el Viejo Mundo se utilizaron para piezas de arte, en especial, el marfil de las defensas de los mamuts (mal llamado colmillos). Los mamuts llegaban a vivir hasta 80 años y comían hasta 200 kilos de pasto muy nutritivo.
Con información de Crónica de hoy