Un sonido rítmico de metal contra metal acompaña al viajero en su paseo por el Pueblo Mágico de Santa Clara. En un pueblo donde ya se trabajaba el cobre en época prehispánica y que forma parte de los pueblos artesanos de la Ruta Don Vasco. En Santa Clara cada casa es hogar de uno o varios artesanos, el martilleo es el paisaje sonoro del pueblo. Siempre se siente: más lejos, más cerca, con más o menos fuerza. Pero siempre se siente.
En el Museo del Cobre, además de la magnífica colección de piezas, se puede observar en vivo el trabajo de estos artesanos. La fragua ardiendo, el metal al rojo vivo para ser majeado, los hombres con sus mazos.
El oficio no es fácil. Si quieres probar tu destreza, en Casa Felícitas tienen un magnífico taller donde el maestro artesano te guía por cada paso del proceso. Aprenderás que el bloque de cobre a fundir para fabricar la pieza se llama guaronda, que el yunque es en realidad una bigornia y que los martillos pueden ser candongas o candonguitas.
Tras un breve minuto de martilleo adquieres plena conciencia del esfuerzo que requiere el trabajo en metal. Tras otro minuto de observar al maestro, te das cuenta de que hay que ser artista para producir el exquisito trabajo que lleva un jarrón o una charola. Sin empalmes ni costuras, en simetría perfecta y volúmenes imposibles, sin errores. Puro arte en metal.
Con información de Ruta Don Vasco