Desde siempre, desde que tenemos uso de razón nos dimos cuenta del ciclo de la vida, nacer, crecer, reproducirse y morir, sin embargo, pocas veces somos conscientes de que este ciclo es replicable para todas las cosas de la naturaleza, en los animales, las plantas y ciento de microorganismos que cumplen una importante y fundamental tarea respectivamente.
Vida
Desde épocas antiguas, la naturaleza se ha sido considerada como una conexión entre dios y el hombre, considerándola como algo divino, desde el paleolítico, se ha registrado la creencia de diversas culturas sobre la naturaleza como un sinónimo de prosperidad, fertilidad y crecimiento.
El concepto de Madre tierra se permite y se considera que todos los organismos provienen de una fusión que les permita crecer, desarrollarse y fructificar su especie, esta creencia es una cosmovisión para casi todas las culturas.
Los pueblos originarios de América han mostrando a la Madre Tierra como una entidad que vive y se mueve, que siente y que resiste, que busca dar todo lo mejor para sus “hijos”, así, la Madre Tierra da agua y provee la tierra para la agricultura y con ello la producción de alimentos.
En cambio, cuando a dicha “madre” se le falta al respeto, castiga a todos, evitando que prosperen las cosechas, sequías, y muerte, que significa lo opuesto a la vida,
Madre querida
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, a través de la Resolución 63/278 de la Asamblea General, el concepto de la Madre Tierra es “una expresión común utilizada para referirse al planeta Tierra en diversos países y regiones, lo que demuestra la interdependencia existente entre los seres humanos, las demás especies vivas y el planeta que todos habitamos”.
El sentido de llamarle “Madre Tierra”, se debe a las metáforas y analogías con el sentimiento y conductas maternas, madres, a quienes se debe respetar, cuidar y mantener para que ella nos devuelva su cariño y nos brinde la vida para evitar la muerte como especie y así poder tener un desarrollo como especia y tener un futuro a través de nuestras futuras generaciones.
Con información de Heraldo de México