Cuando se piensa en brujas, la mayoría de las veces viene a la menta la imagen de una mujer de edad avanzada con un vestido largo de color obscuro, un sombrero con una punta picuda, a lado de una cazuela gigante y por supuesto, una escoba voladora.
Es difícil imaginar a la clásica bruja sin este artefacto debido a que las producciones cinematográficas han difundido así a este personaje, sin embargo, la relación entre la escoba y el personaje de historias fantásticas, tiene una historia detrás mucho más antigua.
Las primeras brujas con escoba
La primera vez que apareció la bruja como la conocemos fue en Le Champion des Dames (El Defensor de las señoras), un libro publicado en 1541 por el poeta francés Martin Le Franc, quien dibujó a dos mujeres flotando en artefactos voladores, uno de ellos era una escoba.
Sin embargo, esta no fue la primera vez que se relacionó a la imagen femenina con las escobas, pues desde la Roma Imperial, se comenzó a asociar esta herramienta de limpieza con poderes mágicos, pues las parteras de la época la usaban para barrer el umbral de las casas de las mujeres que iban a parir, ya que creían que de así alejaban a los malos espíritus que rondaban a las madres y a los bebés.
Hace no muchas décadas, algunas mujeres de las islas británicas dejaban las escobas paradas afuera de sus casas o granjas para indicar que estaban fuera. Algunos investigadores apuntan, que esto es un símbolo de la ama de casa como protectora.
En tanto, entre los gitanos y algunos galeses, existía la costumbre de que los recién casados brincaran una escoba antes de entrar al que sería su hogar para toda la vida. Actualmente, esta práctica se mantiene entre las personas que contraen matrimonio bajo la tradición de la magia Wicca.
¿Por qué se cree que las brujas vuelan en escobas?
Durante la Santa Inquisición, los cristianos y los cazadores de brujas comenzaron a esparcir el mito de que las mujeres que hacía brujería se trasladaban en escobas voladoras. Sin embargo, aquellas que fueron acusadas de este delito nunca admitieron que viajaran en este tipo de artefacto.
Solo en 1598, Claudine Boban dijo que ella y su madre habían “montado una escoba de varas, emprendiendo el vuelo desde la ventana en un Sabbat”.
A pesar de que la imagen de una mujer en escoba no era muy común durante los juicios de brujería, en el siglo XV se comenzó a arraigar este personaje hasta convertirse en el icónico personaje que conocemos hoy en día.
Con información de Heraldo de México