Existió un lugar concebido específicamente para las mujeres, en especial para las artistas… Se llamaba Hotel Barbizon en Nueva York, y aunque aún existe en la misma ubicación, ya no tiene la esencia con la que nació.
De acuerdo con Condé Nast Traveler, dicho recinto fue construido en los años veinte como un refugio seguro para la “mujer moderna” que aspiraba a algún tipo de carrera artística. La esquina de la avenida Lexington en la calle 63 se convirtió en un paraíso para las mujeres que se estaban liberando.
“Residencial y exclusivo, se convirtió con sus 23 plantas en el destino de cualquier mujer con posibilidad de costearlo. Lo que el hotel ofrecía era una sensación de despojada independencia, una aparente libertad ansiada”, relata dicho portal.
¿Cómo era el Hotel Barbizon?
Tenía programas culturales, salas de ejercicios y cenas privadas. Las habitaciones eran sencillas, solo vestidas con un escritorio y una cama, y de arquitectura neogótica.
Existían varios requisitos para la residencia: las solicitantes debían presentar tres referencias adecuadas con al menos un año de antelación, y eran juzgadas por su aspecto y buenos modales. Este criterio ayudó al hotel a cultivar su imagen elegante y moderna, y la institución mantenía altas expectativas sobre las mujeres que alojaba incluso después de ser admitidas.
Con un gran vestíbulo, majestuosa escalera y alfombras orientales, la presencia de los hombres en el hotel estaba vetada más allá de la primera planta. Aunque la cafetería mixta acrecentaba la curiosidad de muchos.
¿Qué famosas artistas pisaron el recinto?
Paulina Bren, autora del libro The Barbizon, relata que en él brillaba “la mayor concentración de belleza al este de Hollywood”, una afirmación que no es ninguna hipérbole. Antes de dejar su huella en el paseo de la fama, actrices tan icónicas como Joan Crawford, Grace Kelly o Liza Minnelli hicieron del Barbitzon por un tiempo, su casa.
El lugar también albergó a varias figuras del mundo de la moda, Gloria Barnes, Jean Patchett, Dolores Hawkins y otras chicas de portada se alojaron allí mientras esperaban la llamada para el siguiente casting, y la agencia Ford hospedaba a sus modelos representadas.
Las que fueron jóvenes escritoras desconocidas –Sylvia Plath, Anne Beattie y Joan Didion, ahora legendarias– se instalaron en sus cuartos mientras disfrutaban de los meses de verano en los que cumplían con su beca para la revista Mademoiselle. La primera, además dramatizaba el Barbizon en su célebre obra, La campana de cristal, en la que volcaba sin reservas las frustraciones y complejidades psicológicas de ser mujer y ambiciosa en los sesenta. La poeta describió su estancia en Nueva York como una mezcla de “dolor, fiesta y trabajo”.
¿Qué es del hotel hoy en día?
El hoy lujoso y rebautizado Hotel Barbizon 63, ofreció a las mujeres –hasta 1981 cuando se permitió la entrada a hombres– una habitación propia, una vida sin obligaciones ni expectativas familiares. Era la posibilidad de rehacerse y ser; eran cuatro paredes de acero y ladrillo que suponían un pasaporte a un estrenado “quizás” y al esperado “por fin”.
Con información de Heraldo de México