Tras soportar vientos despiadados e infernales desiertos, subiendo al último maldito cuarto de la maldita torre más alta de Palacio Nacional, donde estuvo confinado durante su enfermedad por coronavirus, el mesías ha vuelto por sus ovejas, más fuerte (y enojado) que nunca. Aunque disfrutamos mucho ver a Olguita temblando ante las preguntas de los periodistas, su periodo de encanto terminó. El comandante supremo de las fuerzas armadas está de vuelta y trae respuestas a viejas preguntas.
Resalta bastante ver al presidente sin cubrebocas. Ha mencionado en distintas ocasiones que no usará lo usará, porque ya no contagia (según argumenta). ¿Dónde quedo la fuerza moral? ¿Acaso tenía fuerza de contagio mientras estaba enfermo? No sabemos a qué científicos tiene cerca, pero parece hacer caso solo a quienes le dicen lo que quiere escuchar, pues nunca deja pasar oportunidad de decir que esta atento a sus recomendaciones.
A inicios de semana, volvió a salir al público en su conferencia matutina. En esta ocasión, sí que nos mostró algo nuevo, pero que sabíamos desde hace tiempo: ni el caballo ni el jinete cambiarán. Muchos esperábamos ver al presidente reaccionar, después de sufrir la enfermedad, respecto a la situación que vive México en esta pandemia. Sin embargo, esto no sucedió. Ni ver a la muerte a los ojos puede cambiar la percepción que tiene el ejecutivo del país en estos momentos tan oscuros. Afortunadamente el presidente se recupera. México… quizá aún no.
La estrategia para combatir los estragos de la pandemia en el país no ha funcionado. Y esto no lo dice El Grillito de Freud, lo dicen los datos. México, además de tener los números de decesos más altos en el mundo, tiene un número de muertes que triplica ya el escenario catastrófico que mencionaba el doctor López-Gatell a inicios de la pandemia. EL TRIPLE DE MUERTES. Y aún así, aún con el líder de la nación entre las cifras, la estrategia se mantiene.
Sabemos ahora que el mesías ha vuelto, y todo sigue tal y como estaba. El año electoral ya comenzó y falta ver como se desarrolla. El presidente ha vuelto fuerte, veremos si lo suficiente como para que su partido resista los malos resultados que ha dado su gobierno. El pastor está sano. Las ovejas siguen pastando.